El encuentro

Sobre las seis de la tarde Eileen pasea por los jardines, observando todas las plantas que hay a su alreeddor, y sabe que son preciosas y por eso las contempla... pero no esta demasiado de humor. Otro año en esa maldita academia. Casi empieza a dudar de si misma, de quien es y que hace ahi. Ha tenido que mentir tanto en este tiempo que casi no sabe ni que es lo que le gusta ni como reaccionaria la Eileen original en determinadas circunstancias.
El dia que establecio el contrato con su Shitsuji, le dio una tarjeta en la que decia la hora y el lugar de encuentro; una pequeña plaza en los jardines, algo alejada de la curiosa mirada de los edificios, entre grandes arboles en flor. Le gusta ese sitio. Hay una pequeña fuente que emana un sonido relajante. Se sienta a esperarle, habiendo llegado antes de la hora, asi se toma un tiempo pàra pensar en como reaccionar y como querer conocer al chico con el que va a compartir el tiempo que le queda en la academia, si todo sale bien claro. Ese es otro punto, conseguir que no la rechace.
Ella no se siente como una niña mimada, que pida mucho, al contrario, no soporta a la gran mayoria de las señoritas que hacen eso. Ella solo tiene una peticion. En privado, un amigo, un hermano... Delante de las alumnas y profesores, un compañero fiel y clamado. Disciplinado.

Aunque no es momento de pensar eso ahora. Sonrie mirando hacia los chorros de agua que salen de la fuente y suspira fuerte, quiere dar lo mejor de si para salir pronto, y lo conseguira, con o sin ayuda. Esperemos que sea tan majo como parecia. Aunque guapoo... si que lo era. Esperemos que no tenga ganas de romper ninguna norma por eso. Muchas chicas han pagado por sus incumplimientos, aunque ella no entiende el motivo de esa norma. Bueno, entenderlo lo entiende, pero no lo comparte.

Sacude la cabeza, otra vez sus pensamientos se desvian al lugar equivocado. Se arregla el pelo pasandoselo por encima del hombro derecho e intenta esperar serena a Rei...

- Un amigo, un amigo... Hablar cordialmente, acercarme sin forzar.... - El joven estaba nervioso y a la vez emocionado. Ciertamente, y aunque no le pareciese así, esta era su primera experiencia mas allá de la academia de Butlers, en tiempo real. O sea, había servido en exámenes prácticos antes a un par de señoritas. Pero desde que firmó y estableció contrato con esta persona, su oficialmente primera Ojou, supo que esto era en serio. Es como el primer caso en el que te envuelven luego de titularse de Derecho. Comprendes que esto es real, completamente, y que así te ganarás la vida desde ahora. Sirviendo por siempre, brindando absoluta lealtad.
Y estaba en ese trance, musitando continuamente las palabras expuestas cuando llegó al fin al sitio indicado en la tarjeta que Eileen hizo para ella. Una hermosa fuente, ciertamente. Ahí en los jardines de la Academia. Árboles en flor, mesas de buena madera, y hierro envejecido al estilo Luis XIV. Aún en los lugares mas prescindibles St. Lucia desplegaba lujo y buen gusto. Realmente había caído en un buen lugar, a su parecer.

Mas, luego de sentar cabeza y concentrarse, se dio cuenta que estaba ahí, a escasos metros de su Ojou. Sus orejas blancas se echaron tímidamente hacia atrás. Pero el joven no debía perder la calma. Debía ser formal al principio, y comenzar a soltarse lentamente. Describiendo las características de su Ojou {La cual, ciertamente era hermosa sin duda. Ni mucho ni muy poco, una verdadera dama fina, esbelta y que irradia elegancia y amabilidad incluso sin tener que hablar. Cualquier mayordomo se sentiría honrado de servir a una dama de presencia tan peculiar, sin duda}. Dejarse llevar por ella, conocerla, para así ir soltando poco a poco un carácter mas amable y acogedor, como el amigo que ella misma solicitaba. Pero no podía lanzarse canchero desde el primer momento, o se vería demasiado Casanova.
Y por supuesto que se vería demasiado mal por ello si así actuaba. Tenía que causar una buena entrada para darle confianza a su Ojou, demostrarle que él es el Shitsuji que requería.
Por tanto, se puso frente a ella, y entregándole una respetuosa reverencia, en la cual sus largas orejas blancas se posicionaron sutilmente en el ángulo en el que estaban, se presentó, con una mano en el pecho. - Lamento la tardanza, si es que le ha importunado, Ojou-sama. Mi nombre es Rei Udongein Inaba, honrado de estar a su servicio. -

Ella espera con tranquilidad la llegada de su sirviente. Necesita a algiuien que no la trate como mas de lo que verdaderamente es, una chiquilla. Odia que la gente la trate como si fuese una diosa solo por tener dinero, un dinero que nisiquiera le pertenece. Se vuelve a peinar el pelo con la mano. Esta nerviosa y duda sobre como actuar. No quiere resultar confiada sin antes conocer a su shitsuji, pero tampoco quiere resultar fria... No sabe que hacer. Respira hondo un par de veces y cierra los ojos, cuando oye una serie de pasos quer hacen que se alce con rapidez, poniendose en pie, para ver al chico guapo de pelo con reflejos rosaceos y violetas... Y orejas de conejo! Que liiiindas. Dan ganas de comerselas. Ese pensamiento le hace sonreir. Ella devuelve la reverencia, aunque mucho mas leve al shitsuji. - El placer es mio... Y no te preocupes, has sido muy puntual... Mi nombre es Eileen Einsworth...- se necesitaba presentar como dios manda. Su gesto es algo serio aunque sonria. Baja la mirada cohibida, sin saber que mas decir ni que hacer.
Esta algo confusa consigo misma... Tanto tiempo acuando y ahora... Ya no sabe como hacer. - gracias por haberme elegido, Rei-san...- dice de forma sincera, todavia mas nerviosa que antes.

- No es nada, Ojou-sama. Tengo muchas esperanzas en usted, si me permite declararlo. Su contrato se ajustaba completamente a lo que busco para completar mi aprendizaje... - Mientras habla, alza su torso y se acerca con cautela a la dama, mirándola fijamente. Cabello largo y púrpura, facciones gentiles del rostro, aunque titubeantes, los cuales le hacían intuir que ella tenía cierto nivel de nervios en ese momento, tal vez por verguenza, quien sabe? El no era quien para cuestionar algo que ciertamente, le regocijaba. Era un detalle muy adorable por parte de la persona a la que el iba a servir desde ahora, y que la delataba como lo que el busca... Una ama humana y que no esconda sus sentimientos tras la frialdad de la prepotencia.

Y... Entonces los vio. Dos zafiros. Zafiros grandes y profundos que capturaban su mirada. Y sus ojos escarlata se encontraron con esos ojos azul profundo para no querer volver a separarse jamás. Tal embrujo que le hacía parecer eternos los minutos mientras se perdía en la profundidad de sus mares... Haciendo incluso pensar en ella de formas demasiado informales, que en ese momento no debiese, ni en su posición por ende. Fue inevitable que se sonrojase, al recuperar el hilo de sus propias acciones y, sin darse cuenta, terminar de emitir su frase. -Y que es lo que buscaba en usted, a quien he de servir incondicionalmente. - Solo esperaba que ella no notase todo el contexto de lo que le acaba de pasar... Y que tampoco lo malentendiese... Y mucho mas que ella no se molestase en el caso de malentenderlo. -

La chica se encontraba realmente inquieta. Las dudas de como actuar habian hecho aparicion, dejandola sin opciones. Debia ser como era. Sin actuaciones ni nada por el estilo. Quizas por eso, se sonroja y duda.
Creia que seria facil, pero verdaderamente es la persona con la que compartira gran parte de su tiempo, el que permanezca en la escuela y quien sabe si mas alla. Con las manos entrecruzadas delante de si, estruja levemente el borde de su falda, sin saber que hacer.

La vision de los sinusos pasos de Rei, su lacio pelo purpura y sus intensos ojos rojizos, hacen que se sonroje. Hay algo en el que hace que se pierda en su mirada, que necesite explorar su mente, y abrir la suya propia. En ese momento siente que no puede agradecer nada mas que el hecho de que Rei la hubiese escogido...

- Yo tambien tengo muchas esperanzas... en encontrar el amigo que tanto necesito, en ti. Espero poder ser de tu confianza, y a la inversa...- Dice no sin cierta dificultad previa. El salir de su embrujo, que le produjeron esos intensos ojos rojizos no fue facil.
Ojos que la atrapan, y le crean sensaciones desconocidas hasta ese momento para ella. Quizas algo de intimidacion, natural... Quienes suelen tener los ojos rojos en la oscuridad son los cazadores...
Curioso que fueran orejas de conejo lo que tiene rei en la cabeza. Ella es ahora quien se siente como la pequeña presa.

- El chico se deslizó suavemente hasta la silla frente a Eileen y se sentó, mirándola. Siempre a esos ojos que ahora le miraban con turbación, tal vez timidez. Ella le tenía miedo acaso? Era demasiado tonto el preguntarse aquello. Por supuesto que no era así. Era su Ojou luego de todo, no tenía porque ella tenerle miedo a su sirviente en forma alguna. No era por eso aquella turbación que notaba en aquellos embrujantes zafiros. Entonces, que era? Nervios?... No era descabellado. Muy por al contrario, era la opción mas segura, a sabiendas que era la primera "entrevista" entre ambos. Y claro, el también estaba nervioso, ella sería su Ojou, quizá hasta el resto de su existencia.

... Y bien agradecido estaba de tener como ama a una chica como ella. Atractiva, buen porte, de presencia agradable, y, como ya lo había pensado previamente, humana. Alguien con quien poder tener un poco mas de informalidades. Alguien a quien servir y, a su vez, que este alguien le considere un ser libre. - Tengo esperanzas en usted. Se ve como una dama amable, humana, espontánea. A diferencia de las damas de los ejercicios prácticos en la academia... Usted es lo que busco. Bueno, tu eres lo que yo busco. - Así sutilmente comenzó a tutearla, acercarla en su relación mutua. Hacerle saber que, hablándole directamente y a segunda persona, que ella podía contar con que el no la trataría como si fuese un robot o algo. Y como ella precisamente buscaba un ser de humanidad, supuso que no le desagradaría su decisión. -

Eileen observa como Rei se sienta, y coge aire. Se levanta y le sonrie. Quiere acortar distancias asi que, que mejor que sentarse a su lado . Camina con pasos dudosos y se sienta a su ,lado en el banco, con el torso medio girado hacia el. Ella sonrie con cierta timidez todavia. Esos intensos ojos rojos no paran de analizarla, cada gesto y cada movimiento, parece como si quisiera conocerlo todo sobre ella.

realmente le gusta lo que dice, el como empieza a tratarla de ''tu''. Realmete eso es lo que buscaba en alguien. Esta tan feliz de quehaya hecho eso, que por una vez se rompe su mascara de actuacion como una buena chica y le abraza, apoyando la barbilla en su hombro.
- Gracias Rei, eso era lo que queria!- dice muy contenta, con los ojos cerrados. aunque cuando se da cuenta de su atrevimiento, se suelta del abrazo unilateral, sonrojada y mira a otro lado, carraspeando, casi dandole la espalda...
- Perdona.. siento haberte incomodado. - murmura, como discupa, aparte de sabiendo que ese no es el comportamiento adecuado de una señorita, quien sabe si le podria haber incomodado. Eileen se levanta, alisandose la falda inquieta. Espera no haber incomodado mucho a Rei... Como haya empezado a fastidiar las cosas a estas alturas mal vamos...

- Ah? Eh?.... No, no, no es nada... - Bueno, en realidad si era algo. Sorpresa, nervios nada. Algo así como asombro ante aquel ataque repentino de búsqueda de cariño por parte de su Ojou. Definitivamente no esperaba algo así de una señorita de clase como las Ojous de St. Lucia, tanto aquel acercamiento tan íntimo de los asientos como aquel súbito abrazo... Pero no es algo que le descompensase ni es algo que él se tome a mal. Muy por al contrario...

El peso de Eileen, su delicado cuerpo femenino contra su humanidad, su calor, aquella apenas ejercida fuerza empujando hacia abajo su hombro, el sentir el fulminante abrazo y el cariño reprimido liberándose produjo algo en el. Algo extraño, indescifrable, desembocado en el hecho de que le había entrado un deseo ineludible por abrazarla, protegerla de todo, y sentir ese calor del cual no había disfrutado con facilidad desde el comienzo de sus estudios... - Es mas... Me ha impresionado. No ocultas tus deseos por mucho que quieras, eres espontánea y directa... Eres interesante, Eileen. - Ya incluso había retirado el -san para reducir los formalismos. Pero porque no había pasado al -chan? ... Seguramente si lo hacía, el mismo terminaría sonrojado. Y no podía permitirse aquello sobre todo siendo esta la primera vez que se encuentra con su ama. -

aun asi eileen sigue nerviosa. Mira alrededor con inquietud y camina por la especie de cuarto en la que estan, como una especie de jaula de paarillos recubierta de enrredaderas con flores y con bancos y mesas de hierro por dentro. Toca alguna de las flores e su nerviosismo hasta que se consigue hacer dueña ede nuevo de sus acciones, sentiientos y emociones que expresa.

- [color:59cb=darkred Lo siento, ese comportamiento no ha sido propio de una Ojou... dice, carraspeando levemente avergonzada y se inclina ante el, haciendole una reverencia.
Aun asi esta agradecida, se alegra de haberle dado en albrazo en lo mas profundo. asi tamben ha tenido oportunidad de ver como pudo reaccionar Rei, y ha visto que es un chico abierto, con un gran corazo y probablemente cariñoso si le dejase serlo. Pero va contra las normas el cariño entre dos, entre los ojou y los buttler, asi que descartado. Aunque fuese un cariño fraternal de hermano y hermana. siempre y cuando pueda ser malinterpretado, se debe desechar.

{OFF: No es que tenga una excusa rentable como para justificar mi prolongaaaada ausencia. Así que, puede proceder a darme el Silletazo con Superplex. uwu}

- No se preocupe, Eileen. Soy su Butler. Su Shitsuji. Puede contar conmigo para todaa tarea que se me encomiende. Mas, y por sobre todo... Puede ser la Eileen que desee conmigo. Puede soltarse en sus maneras si lo desea, en mi presencia. Solo... Recuerde que soy yo quién le indicará cuando... Es peligroso mantener fuera las emociones. - Con un guiño discreto y algo cómplice, posicionando ambas manos en sus bolsillos, mirando a su Ojou como siempre.

Le gustaba ver lo cordial que ella era con él. Que ni siquiera le cuestionara las orejas de conejo ni nada. Su sonrisa y sencillez como persona, siempre fresca y jovial. Su Ojou... Era algo mas allá de lo que hubiese esperado como Mayordomo con leve experiencia. Por supuesto, era digna de conocerse. Pero... Como decirle que el quería saber más sobre ella? Quizá era mas apropiado decirlo de forma directa, ya que al parecer no habían muchos temas de conversación. Aparte, aquello era lo apropiado... en aquel que era su "Primer" encuentro". - Bien, creo que... Ehm... Es hora de conocernos mas abiertamente. Mas allá de lo que los contratos decían respecto a nosotros. O mas bien, de forma mas directa, tu y yo.~ -

Tras despejarse un momento la mente y poner en orden su cabeza, sus sentidos y sus sensaciones la sonrisa vuelve a asomarse de los labios de eileen. Sigue con el caracter timido y esa apariencia de niña buena, tras la que se esconde mas de un secreto que no sabe muy bien si estara dispuesta a revelar. Ella le mira directamente a esos ojos escarlata y lucha por no sonrojarse como antes y entre medias lo consigue. Se mantiene sentada en el banco con la espalda recta y las manos en el regazo, algo mas tensas de lo que deberian estarlo, jugando con el dobladillo de su falda.
Suspira y tras la mirada se pone a pensar en que deberia decirle de si misma. Algo en el le transmite muchisima confianza y le asgura que podria ser el mejor baul donde guardar sus secretos, alguien en quien confiar. Pero el eterrno miedo a peRder lo valorado le hace achantarse y seguir escondiendose tras la mascara de alumna casi perfecta. -pues de mi a ti... Me gustan las culturas, el descubrir cosas todos los dias, la belleza, el arte, la musica y la moda...- dice, de forma automatica como si ni ella fuese capaz de creer las palabras que salen de su boca, siendo la mayoria mentira. En ese momento evita mirar a su shitsuji a los ojos aunque alza la cabeza, espectante a que el diga lo que le corresponde sobre si mismo. Hay algo en el, en ese "tu y yo" que le da ganas de sonrojarse y de voolverle a abrazar aunque fuera un segundo, pero no lo considera correcto ahora

- Algo raro había tras las palabras de su Ojou. Sin dudar, eran fiables y es lo que uno esperaría que una señorita de clase dijese. Pero... Todo había sido tan... Plano en su tono, tan plástico... Automático... Tan fuera de la tímida y cálida Eileen que se le había mostrado al joven hace tan apenas un poco. Era evidente que lo que había dicho ella era forzado, sobre todo por la evasiva visual que ella orquestó hacia él mientras le respondía aquellas cosas. Ella le acababa de mentir? Incluso apenas unos segundos después de que el le espetara, con toda soltura, que ella podía ser tan ella como quisiese en su presencia? Cuando le autorizó ser la Eileen tras la careta de señorita correcta?...

... Singularmente, estaba un poco decepcionado, dada la obvia falta de confianza que ella ejercía para con el, o demostraba con aquel papelón tan obvio. Pero prefirió tratar de comprender la situación. Total, solo era el primer encuentro. Debía de ser normal, pensó. De todas formas, esto no era un ensayo de práctica. Era un oficio real, bastante mas complejo que cualquier otra cosa como Butler. - ... Hm. Ya veo. Como una señorita de altura... Bueno, yo soy un poco... Diferente. Me gusta leer de noche, si. Salir a dar paseos a veces. Cocinar, sobre todo verduras. Y... A veces creo que desbandarse no es malo. Salirse del esquema y seguir tu propia emoción, independiente de lo que el resto opine. - Le espetó, sin tapujos. Quizá mirando un poco mas arriba de sus ojos, pero no había mentido. Quizá había sido un poco rudo al decirle la verdad cuando ella no. Pero... Quizá ella notaría que él no se había dado cuenta, en falta de tacto, o simplemente lo había dejado pasar.-

Ella mantiene la vista perdida. Sus cambios repentinos de humor son problmaticos, ya que tan pronto como sube la efusividad baja. Se siente inquieta y dudosa ya que pocas veces habia tenido arranques asi con desconocidos aunque no sintiese eso soobre el y menos aun en esa escuela cuando todo se puede volver contra ella si no se comporta como es debido. Se muerde el labio y finalmente vuelve a hundirse en sus ojos mientras habla notando la sencillez con la que dice las cosas y su sinceridad, la simple y transparente verdad que le hace sentirse culpable y verse en la ultima frase que el dice viendo que la referencia va claramente hacia si. Suspira y se levanta del banco otra vez, para acercarse un poco mas a su altura aunque sin lograrlo por ser mas bajita que el. Suspira y retiene el aire mirandole a los ojos con los mofletes algo inflados como una niña y le hace una reverencia a modo de disculpa. - lo siento, para estar aqui tengo que ser quien no soy y necesitas saber tambien quien no soy para cuando estemos con las demas. Lo dije de forma automatica, me he acostumbrado demasiado a mentir, ya casi ni se que es cierto y que no. Me gusta... El frio, las noches despejadas, los dias nublados, el fuego de una chimenea y leer. Y la musica...- dice tras alzarse, sonrojada. Se esta sonrojando con demasiada facilidad con el y eso la extraña, pero por otra parte le gusta la sensacion de que por fin alguien puede comprenderla minimamente ya que por lo menos puede saber sobre ella sin que eso perjudique a ambos. Finalmente le sonrie en medio de su inquietud, esperando que la perdone.

- Noches de luna llena? Frente a una chimenea o al aire libre? Leyendo un libro? Sinceramente, son placeres sencillos, pero hermosos. Son cosas que tu y yo compartimos, al parecer. No somos de quedarnos quietos mucho. Pero cuando hay que relajarse, que mejor?... Que una tranquila noche despejada y en vela. - Buen repunte. Su Ojou había captado el regaño que él le había espetado, aún si no fue de forma directa. Cada vez descubría algo nuevo y bueno de su Ojou. En este caso, su capacidad intuitiva. Su protegida no era ninguna lesa, y con ese acto lo había demostrado, aunque de forma inconsciente.

Así es como el agradecido Shitsuji sonríe, preguntándose que era esa extraña sensación en su pecho, oscilando con la verdad de que cada cosa que descubría de ella, encajaba con él mismo, de una forma armoniosa al punto de la perturbación. -No te preocupes... No tienes por qué sentirte avergonzada de haber reconocido un error y haber hecho algo por solucionarlo. Eso habla bien de tu responsabilidad... Y de tu candidez como ser-persona. - El joven acaricia su cabeza entonces, y, bajando un poco su mirada, deposita en la frente de ella sus labios, suavemente. La decepción se había ido, él había reconocido la pureza interna y la sinceridad de su ama. Aquellas cosas que valoraba tanto en una Ojou. Esa fortaleza de ser que le podía demostrar a cualquier persona... Que ella era una mujer confiable y confidente.-

Gestos tan solemnes que tenia el shitsuji eran los que cautivaban a Eileen, haciendo que se sintiese fragil, pequeña y transparente en sus manos. Como si no supiese nada de la vida y el fuese su mentor, su guia. Tambien sentia como si poco a poco transformase su alma y su corazon en una delicada figurilla de cristal y la pusiese en las manos de el, mostrandose tal cual era. Si, se sentia insegura y con dudas, pero a la misma vez la llenaba una tranquilidad y un alivio importante, como si se quitase un gran peso de encima, agradada taambien por compartir esos gustos con su shirsuji, sin ser obligada a ser otra persona mas diferente con el. Cada gesto de comprension, de alabo o de regaño se mostraba como un sutil reflejo en los ojos rojo sangre del chico de las monas orejas de conejo. La pequeña caricia en su cabeza hace que se encoja un poco, como una niña timida, y el suave beso en su frente la hace sentirse llena. No habia recibido cariño de su famila y ella valora mucho esos leves gestos que siempre deseo durante toda su vida... Los ojos se le humedecen levemente, resultando aun mas brillantes y le mira a los ojos profundamente agradecida, en silencio y con suavidad coge una mano de el, con las suyas siempre finas y frias. LA acaricia suavemente antes de cerrar los dedos alrededor de su mano, rozando con las yemas de los dedos la palma de el y la acaricia, abstraida en ese gesto, sumida en si misma y en una extraña conexxion entre ambos

- Hm?... Mis... - Nota aquel silencio que por mucho no resulta ser tenso. Es... Cálido, confortante incluso. Ella mirándole completamente, acariciando sus manos. Él, sintiendo en un suave rictus los dedos de su Ojou a través de su mano. Por un momento se despegó de su carácter atento y cordial, abandonándose a una de las mas puras relajaciones. En ese instante, sólo eran ellos dos en su mundo propio. Quizá el podría comenzar a pensar de que, a pesar del poco contacto entre ambos en el reducido tiempo de conocerse, él y ella habían establecido una muda unión, que los conectaba mas allá de incluso lo permitido en la sociedad de la Academia. Aunque, el joven Shitsuji podía sonreirse para sus adentros. Él sabría controlarlo. Para eso se había entrenado. Y, de todas formas, era demasiado pronto aún como para dictaminar algo de ese modo.

Aún en ese predicamento suave y pausado, el joven mayordomo separó sus labios y miró con agrado a Eileen, cubriendo la mano femenina que acariciaba sus dedos con la mano suelta propia, y espetó con calma y parsimonia. - De todas formas... Si necesitas algo, cuenta conmigo para ello, ya que para eso estoy. Necesitas algo en este instante? -

El oir su voz y sentir su mano presionando la de ella, la saca de su ensimismamiento y vuelve un poco a un gesto quizas menos tierno a uno mas sosegado, alzando la mirada hasta su rostro, aunque no le mira a los ojos, sabe que volveria a descentrarse. Sonrie con educacion y niega despacio. - No, nada, no debes preocuparte aun. Aunque me gustaria conocer un poco mas de ti y de tu historia... si no es molestia.- pregunta en bajo, siempre correcta y educada, y le guia de la mano de nuevo a los bancos en los que antes se sentaron, mientras Eileen alza la vista al arco semicircular que esta encima de sus cabezas, en forma de cupula llena de flores, algunas cerradas de noche y otras abiertas y exhuberantes. Cierra los ojos, relajandose durante unos segundos y pone en orden su interior, evitando efusividades y demasiadas expresiones de cariño que podrian ser malinterpretadas y vuelve a centrar por fin la vista en el, esta vez si en sus ojos escarlata, pero vuelve a pasarle lo mismo que las veces anteriores, se pierde en su mirada sin poder hacer demasiado por evitarlo.

- El joven Rei nota con agrado los infructuosos esfuerzos de su ama por evadir su vista. Al menos podía sentirse agradecido. No sería el único tratando de disimular algo que era demasiado dificil de ocultar: Que había una especie de química muy potente entre mayordomo y ama, ama y mayordomo. Pero el joven debía ser profesional en su servicio, y así como captaba los esfuerzos de su Ojou para recuperar concentración en su posición, él mismo debía regresar al profesionalismo que le caracterizaba como eficaz y correcto sirviente.

Luego de procesar las palabras de Eileen, él palideció un poco. Su pasado. Su arcano pasado. El motivo por el cual él era "Tan diferente a los demás" {Sus orejas se movieron otra vez}. Él no podía decirle la verdad, de que era un Lunarian que cayó en la tierra huyendo de la guerra Lunar. O sea, no se lo iba a creer ni en un buen millón de años. Pero su código tampoco le permitía mentirle a su ama. Solo que ella era la primera que se interesaba en lo que antes había sido.

... Lo que antes había sido. Eso era! Esa era su respuesta!... No necesariamente tenía que mentirle a su Ojou. Solo... Debía omitir información que él considerara poco verosímil. Estructurar una historia sin mentir, algo para su Ojou que fuese mas... Sencillo de creer. O quizá algo un poco jocoso. Tratar de suavizar su historia y resumirla algo. Echando especias de su cosecha por aquí y por allá. Quizá ni siquiera omitiendo cosas, sino que camuflándolas. Una historia y a la vez un acertijo. - Bueno, yo... Mi infancia no tuvo muchos contratiempos. Ya sabes. Juegos. Aprendizaje. Zanahorias. Luna. Hace muchos años, estos cuatro elementos coexistían en mi vida, me formaban en armonía...
Pero todo cambió cuando la nación de la Tierra atacó. Solo la princesa Kaguya y mi primera maestra, la dama de Yagokoro, podían detenerlos, pero cuando mi nación mas las necesitaba, desaparecieron.
Luego de huir de mi nación producto de la guerra, y mucho tiempo mas tarde, mi hermana y yo las encontramos, escondidas en un imponente palacio en un lugar que por lealtad a ellas no puedo mentar. Y aunque ellas decían que era un bueno para nada, decidieron cultivarme junto a mi hermana, darnos apellidos, y darme un camino. Y creían que podía hacerlo bien. Servir correctamente y defender a mi Ojou con lealtad. Y luego de muchos eventos llegué a la Academia de Mayordomos. Y esta en resumen es mi historia, LA LEYENDA DE AAN-Ehem digo, La historia de Rei Udongein Inaba. - No estaba seguro de que resultaría convincente, pero al menos ninguno de los elementos era demasiado descabellado. Aunque a Rei le parecía haber sacado su historia de una serial sobre un tipo con una flecha en la cabeza, o algo así. -

Eileen al principio sigue contemplandole absorta en los ojos, como si no escuchase. Si, realmente le sorprendia la quimica que habia entre ambos, jamas se habia sentido asi, pero quizas no fuese algo completamente cierto sino que simplemente trataba de camuflar su soledad con enlaces fuertes con desconocidos, o bueno, mas bien gente que estará de su lado por mucho tiempo. Sabe que no todos los shitsujis son gente con la que quiera compartir de verdad el tiempo. Quizas por eso se intenta aferrar tanto a él. O quizas por miedo a perderle por meter la pata intenta convencerse a si misma. Aunque su rostro se muestra neutro y algo distante, su cabeza no para de dar vueltas a cosas que en su mayoria son ilogicas.

Cuando se da cuenta de su propia estupidez, para sus pensamientos incoherentes y se sonroja ella sola, avergonzandose de ello y toma una postura mas seria segun el va contando su historia. Mas bien le parece de esos cuentos que las abuelas cuentan a los niños, pero no por ello duda del propio Rei, simplemente lo toma con algo de ironia, pero sin que esta resulte hiriente. Sonrie con aire tierno, aun divertida por la historia.
- Vaya... una vida llena de aqventuras por lo que veo. Ojala la mia fuese tan divertida, los unicos viajes quehe tenido que hacer han sido muy muy aburridos, y la mayor guerra que he tenido fue en uno de mis cumpleaños en los que me tiraron globos de agua.- se rie, y vuelve a cogerle una mano, sin darse cuenta. Le gusta el tacto de su piel. Se frustra cuando se da cuenta de esas actitudes y comportamientos tan raros en si misma, volviendo a quitar la mano, y se vuelve algo ausente, como si se estuviese reprendiendo a si misma por no tener dos dedos de frente. Quizás serán las hormonas...