I´m so lost!

La chica de dirigía lenta y pesadamente hacía las grandes escaleras. Se le veía agobiada, por tanto asepcto lujoso, y tanta gente a su alrededor. Le había parecido que un par de chicas, acompañadas por sus respectivos butlers, habían pasado junto a su lado y le habían mirado con cara de superioridad. Y otro para de ellas, como si fuese un bicho raro. Bueno, hasta ella misma se daba cuenta de que destacaba en el lugar. Para empezar, por la ropa. Como acababa de llegar haría apenas una horas, aún no llevaba uniforme, como el resto de las chicas, que se dirijían ajetreadamente a sus clases, ya que aún no habían terminado. Además, aunque no llevase uniforme, su ropa le seguía haciendo llamar la atención. Llevaba pantalones de estampado militar, que le venían enormes, con unos botines altos de piel que se los agarraban al el tobillo. Añadido a todo esto, una camiseta de tiros gigantesca y una tira (podría haber sido considaredo un top, pero era muy pequeña), cuya unica función era cubrir el sujetador de la joven. Para acabar, dos trenzas deshechas, y el fleco cubriendole la cara, lo cual impedía que viese con claridad, la hacían parecer más una muchacha callejera que la "princesita" que se suponía que debía ser.
Florence suspiró, y miró a las maletas que le rodeaban. Ahora se arrepintió de haberle negado al mayordomo de la entrada el hecho de llevar las maletas al cuarto. Para empezar, no tenía la menor idea de donde estaba su habitación, y lo que intentaba era llegar a dirección y preguntar. Sabía que no tenía una habitación ni demasiado grande ni luminosa, y tenía el número, lo que le faltaba era saber como llegar. Encima, todo el mundo le miraba raro porque aún no tenía butler, y estaba sola. Todas tenían mayordomo menos ella.
Cogió las maletas, y bajo el tremendo peso, empezó a subir los escalones. Le habían dicho que para solicitar un mayordomo, debía ir escaleras arriba, y hacia uno de los pasillos. No sabía cual de ellos, pero lo primero era llegar a la punta de arriba. Mientras pensaba en ello, tropezó, cayendo de culo, y rodando escaleras abajo hasta un pequeño rellano.
-Mierda... Que dolor- masculló para si misma

Algunas risas estuvieron a punto de sonar, y hubiera sido comprensible después de una caída tan singular en un colegio donde todos tratan de alejarse del suelo lo más posible. Sin embargo no era así, un breve silencio envolvió ese lugar a como si nadie se atreviera a respirar.

-Lo siento ha sido mi culpa Ojou-Sama, prometo hacerlo mejor la próxima vez, disculpe mi torpeza- esas palabras dichas de forma solemne venían de un joven que pareciera tener los modales de una corte real, y que estaba postrado frente a ella extendiéndole una mano para ayudarle a levantarse; Una sonrisa gentil le esperaba y en un susurro una humilde petición: -Por favor déjeme ser su mayordomo para salir de esta situación-, mientras guiñando uno de sus carmines y tristes ojos le invitaba a ser cómplice de este montaje, que no tenía otra intensión que librar a la joven de los crueles comentarios de otras estudiantes.
-Ojou-Sama se encuentra usted bien? dijo preocupado ,- por favor déjeme llevar todo ese peso por usted - esperando su respuesta la miro fijamente y supo que estaba ahí en el momento preciso, pero temió por ella al verla, Pioter adivino que ella era del tipo de chicas que es fácil enamorarse .

Pensó que todo el mundo iba a estallar a carcajadas, pero aún así, un silencio sobrecogedor llenó la sala. Sabía que lo más probable era que todos los ojos estuvieran puestos en ella, por lo que pensó, mientras enrojecia, que lo mejor sería levantarse, y segui andando tan dignamente como pudiera. De hecho, estaba dispuesta a hacerlo cuando, al levantar la mirada,se encontro a un chico, vestido con un uniforme de butler, justo en frente suyo. "Vaya, que casualidad". El chico se disculpo, diciendo sobre su torpeza. Flo no pudo menos que soltar una risita.
-Disculpas aceptadas, aunque la torpe aquí soy yo, me temo- Aceptó la mano que el joven le tendía, y se levantó rápidamente. -Gracias-
El chico le propuso ser su mayordomo, como para sacarla del apuro "¿De verdad se me nota tanto que necesito uno?" pensó la chica. Aunque sabía la respuesta. Claro que si, debía de ser la única chica de la academia a la que se le ocurriria hacer algo como cargar con maletas ella solita. -Bueno, la verdad es que no me vendría nada mal- Dijo, guiñando a su vez el ojo, para dar a entender al chico que había entendido. Al mirarlo a la cara, se quedo sorprendida. Los ojos del chico era... ¿rojos? Extraños, pero ciertamente bonitos.
Asintió cuando el chico le pregunto si estaba bien -Oh, no deberías llevarlo tu todo, al fin y al cabo, es mio- Dijo Florence al instante cuando el joven (debía preguntarle su nombre, no podría seguir pensando en él como "el joven", o "ese chico" para siempre) se ofreció a cargar con todo su equipaje. Así era ella, cabezota. Aún así, al ver las miradas extrañadas que le dirigían las pocas que aún miraban, pues muchas se había ido ya, se volvió hacia él -Aunque debo admitir que algo de ayuda no me vendría mal, la verdad, son muchas cosas- Cogió un par de maletas, y empezó a subir, aunque se volvió hacia el chico, con un interrogante en sus ojos dorados -¿No te sera muy molesto acompañarme a los dormitorios de las alumnas de grado Ombra, verdad? Es que... No tengo ni idea de hacia donde se orientan-

La brisa del día calmo y sereno soplo de manera refresca, como si la sonrisa que el mayordomo estaba usando para asentir su deseo de guiarle a sus habitaciones la hubiera invocado. Por primera vez en la academia Pioter podía hacer aquello para lo que tanto se había entrenado.
Tomo una a una las maletas sin gran dificultad, su gran tamaño y fortaleza física le permitieron cargarlas todas sin sudar demasiado.

-Ojou-sama por favor camine delante de mí, como si usted guiara, yo le indicare donde girar antes de hacerlo para que no se pierda.-

Este chico no dudaba un segundo, y a decir verdad no le importaba en nada las libertades que la chica tomaba con su vestuario, posiblemente ella podría ser su ojou-sama, y es cierto no es lo que el esperaría, pero el deber de aquel que sirve no es juzgar, por un momento la imagen de Miles Hawkins apareció en su mente y se dijo muy para sus adentros -Un samurai eh? si no mal recuerdo en su idioma natal eso quiere decir "el que sirve" quizá deba imitar eso también. Aún así sus pasos detrás de la linda pelirroja no vacilaban parecían cada uno una fotografía idéntica del anterior, pues quería compensar con su elegancia y a callar los posibles comentarios nocivos que se pudieran hacer de esta chica que le inspiraba tanta ternura, quizá deseos de protegerla.

Los dos caminaban, uno detras del otro, de un modo tan natural, que las pocas personas que pudieran haber querido fastidiar a Flo desaparecieron. Ella simplemente se dejaba guiar por el mayordomo, pero parecía todo lo contrario. Florence estaba feliz, pero a la vez se sentía culpable. ¿Y si él ya tenía una Ojou-sama? Mejor sería preguntar. El chico le empezaba a caer bien, despues de lo bien que había resuelto el problema de las escaleras y de lo amable que había sido con ella.

-Oye, ¿por casualidad tu no tendras una Ojou, verdad? Lo digo porque... bueno, es bastante obvio, necesito un mayordomo. Además, creo que eso forma parte de las normas del instituto, y no me conviene cometer ninguna infracción- "o no al menos si quiero que mi padre me saque de aquí" pensó la pelirroja. volteó, y quedó mirando a él. - A todo esto, creo que no nos hemos presentado. Me llamo Florence Riot, aunque puedes llamarme Flo, si te apetece- Dijo la chica, guiñando un ojo - ¿Y tu como te llamas?- Mientras esperaba la respuesta, se dió la vuelta y siguió andando.

El chico, parecía bastante cortes y educado. Eso, era toda una ventaja. Aunque a veces le hacía sentir incomoda. Estaba acostumbrada al trato de igual a igual, a el coleguismo, a estar en la calle, entre chicos y chicas, a empujones y patadas como si tal cosa. Estaba segura de que en esa academia nunca experimentaría algo parecido. De hecho, lo que su padre, en cierto modo, había intantado evitar mandandole allí, era eso. La influencia de la calle. Aunque siempre le quedaría su bate de béisbol total y absolutamente firmado por todos sus amigos, y un par de botes de pintura para grafitis a medio usar. Quizá podría decorar la pared de su cuarto con eso.

Y bueno, también estaba el uniforme. El solo hecho de ir a llevar falda ya le hacía sentir incomoda, y si encima era tan pequeña... un pequeño escalofrío recorrío su espalda, haciendo que temblara toda ella.

De repente, el mayordome se detuvo. Florence tuvo que volver un poco para atras, porque pensando en su vida, se había pasado su habitación. Cierto, era esa. Cogió la llave, y la metió en el picaporte.
-Y ahora, a prepararse para lo peor- Dijo, con una mezcla entre amargura y felicidad.

[off=rol] Mira, no se si sería buena idea cambiar ya de lugar, o si se puede continuar aquí el rol. En todo caso, si tu así lo quieres, date por aceptado[/off]

Pioter sonrió, una Ojou-sama lo eligió prácticamente de la nada, esta flama roja con el potencial de incendiar su mundo le proponía esto como si nada, con franqueas y espontaneidad dos factores que de verdad lo impresionaban mucho, Pioter esperaba una Ojou-sama muy fuerte de carácter, y a su modo ella lo es, finalmente uno no es el mayordomo de quien uno elije, sino de quien más le necesita, ademas siendo honestos eran la mejor pareja, el Mayordomo más viejo en entrenamiento con la alumna más joven del instituto... Nada podría salir mal.

-Mi nombre es Pioter Noir, Shitsuhi rango "C" y no, no tengo una Ojou sama-, pero no dijo más

Tras llevarle a la puerta el joven bajo las maletas gentilmente sin decir mucho, se coloco un par de guantes blancos y tomo la llave de las manos de Florence, abrió la puerta y con cuidado llevo las maletas dentro cerrando tras de si la puerta para tener una oportunidad de limpiar el lugar, cosa que era muy obvia por los ruidos que provenían del interior, era la sinfonía de un aseo arduo y minucioso. Salio después de unos minutos con uan reverencia.

Este lugar ya está más a la altura de una señorita, disculpe no pueda hacer más por el. -gracias por dejarme acompañarle y servirle- Se levanto y la miro un momento con la mirada complacida.

-Espero verle muy pronto, Riot Ojou-sama-. Y después camino hacia el pasillo sin decir más ni mirar atrás como si tuviera algo de prisa.

[continuemos donde usted guste mi Ojo-sama]

El mayordomo se puso unos guantes, tomo la llave, y antes de que Florence se diese cuenta, entró en el cuarto dejandola fuera.

-¡Eh!- la pelirroja forcejeo con la puerta, pero ceso en cuanto oyó ruido dentro de... ¿Fregonas? ¿Escobas? Florence se quedó pensativa.

Estaba limpiando el cuarto para que no tuviese que hacerlo ella. Qué caballeresco. Lo primero en lo que penso fue en las clasicas novelas de caballeros de raluciente armadura. Y ese pensamiento lo único que hizo fue darle repelus. No soportaba los libros románticos. Pero de seguido le recordó más bien al comportamiento de las buenas personas, los no protagonistas de los libros y películas, que al final ta acaban cayendo mejor que los protagonistas.

Así pues, decidió dejarle hacer, y se sento a esperar, junto a la puerta. Repentinamente, esta se abrió, y salió el Pioter (Porfín, el nombre).

-Vaya, ¿has estado limpiando?-Se asomó, y dejó escapar una pequeña exclamación de asombro -vaya, has hecho maravillas... ¿Espera, ya te vas?- Florence cerró la puerta, salió corriendo tras Pioter -Al menos dejame darte las gracias ¿no?-

Se le quedó mirando un momento, y finalmente, así como así, y solo porque le salió espontaneamente, abrazó al mayordomo. Lugo se soltó.

-Gracias, me ayudaste mucho en la escalera, y me has recogido el cuarto, y todo sin pedirlo... Yo también espero volver a verte pronto-

[off=rol] Si contestas, puedo dar por concluido este rol, y ya empezaré un tema nuevo mañana y te lo pongo en privado[/off]

Un abrazo de agradecimiento, sin saberlo la joven entrego a Pioter todo lo que el había deseado por tanto tiempo, un agradecimiento genuino y puro que el dinero no puede pagar, su alma se sentía sanada, se supo entonces en el camino correcto , lo había decidido quería que ella fuera su Ojou-sama y juro en su mente -Haré que seas la joya más hermosa y pulida de este mundo o bien si lo deseas tallare los ojos de cada observador para que tu camino sea "el camino"-

Asintió formalmente agradeciendo el abrazo -gracias pero por favor Riot Ojou-sama le suplico no se rebaje a este nivel, no quiero nada que pueda causarle un percance por mínimo que este sea. aunque se le notaba bastante contento y hasta un poco ruborizado (quien hubiera dicho que una niña lograra esto je) -Ahora si me disculpa hay algo de suma importancia que debo hacer- y esperando la mínima señal de aprobación comenzó a alejarse rápidamente conservando el porte hasta donde Florence alcanzo a verlo, pero después de ahí corrió imitando a un velocista profesional hasta llegar a las oficinas de Bernard, en su mente solo había una cosa -el contrato que Riot-sama había publicado, ese contrato que deseaba contestar con toda su alma. Él tenía que contestarlo y así fue.

[por favor continuemos donde usted guste mi Ojou-sama]