Viento, vientito... [priv. Nathaniel]

"Sabado por la mañana y yo en la azotea del colegio. Sabado por la mañana y yo EN UN COLEGIO. Esto no es normal. Es el primer sábado que paso en esta furciaputaestupida academia." Estaba muerta de las clases que llevaba dando toda la semana. Había pasado por la cafetería, y se había procurado chocolate caliente, aunque rápidamente se dió cuenta de que con el calor que hacía era un idiotez y lo acabó tirando en la primera papelera que pilló. Iba en camiseta de tirantes azul, con pantalones cortisimos color caqui y unas sandalias marrones finísimas.

-menudo ascooo- Se apoyó en la barandilla, y con un coletero, se recogióe el pelo en una especie de coleta-moño desecha, y se dio la vuelta para admirar el paisaje.

Una gran extensión combinada de bosques y prados rodeaba st. Lucia. Le recordaba a su casa de campo. No le disgustaba, pero... Prefería la ciudad. Ruido, coches, edificios, contaminación, tiendas, amigos...La verdad es que la pelirroja se sentía sola. Si, tenía a su Butler (que no tenía ni idea de donde estaba ella, por cierto, pero que se le iba a hacer... jeje) pero era algo mayor que ella, y la verdad, necesitaba algo más... para su edad, alguien menos educado con el que pudiese ser ella misma, pero allí era complicado. Todos eran estupidamente estirados, egolatras y educados. Y a ella le miraban raro. Muy raro. Ni que fuese un mounstruo. Bueno, un poco mala era...

Aburrimiento.
Paseaba por los pasillos arrastrando los pies con pesadez, en realidad, no quería estar en aquel colegio, pero no le quedaba más remedio. Se suponía que no debía caminar solo por los pasillos, se suponía que debía tener una maid, pero ni tan siquiera había encontrado alguna…

…Y entonces la vio. La puerta que daba a la azotea, una rendija de luz se colaba por a entreabierta puerta. Nathaniel la contempló durante unos segundos y finalmente sus labios se curvaron en una sonrisa de diversión.
Fue con paso decidido hacia la puerta de la azotea y la empujó hacia adentro. Se coló en la azotea y volvió a cerrarla.
El sol le dio de lleno en la cara. Llevaba una rosa sobre una de rayas y unos vaqueros, ropa lo suficientemente cómoda como para pasearse por el instituto.

No le gustaba tener que pasar el Sábado en el instituto. Bueno, no le gustaba nunca estar en un instituto, pero ahora estaba allí y no le quedaba otro remedio que adaptarse si quería heredar el “imperio” de su padre.

Una melena larga y pelirroja atrajo la atención del rubio. Recorrió a la chica con la mirada y sonrió con malicia ¿Por qué no divertirse un rato? Avanzó hasta ella de puntillas, haciendo el menor ruido posible y se colocó a su lado.
-¿No sabes que está prohibido estar sin un Butler~
?-

Mientras la chica dejaba que el sol le hiciese cosquillas en la piel, una misteriosa voz le distrajo, con una pregunta un tanto impertinente. Florence dió un pequeño bote, y se volvió para poder mirar a la cara a su interlocutor. Abrió sus enormes ojos dorados,ábrió la boca para contestar:

-Tu tampoco deberías ir sin Maid por ahí, ¿no te parece?- dijo insolentemente. El que le hablaba era un chico, bastante bajito, por no decir un tapón. Su pelo era rubbio y tenía los ojos... azules, aunque por el sol no los podía ver bien. No era feo, pero tenía una expresión de superioridad en su cara. Florence soltó un pequeño bufido, pero no se dió la vuelta (como quería hacer, para acabar la conversación) y tuvo un pequeño detalle de educación. Algo tenía que haber sacado de una semana con su Butler.

La verdad era que le extrañaba encontarse con alguien en la azotea, porque no parecía un lugar demasiado transitado, pero quizá era mejor así, estaba empezando a aburrirse allí solita. Además, le llamaba la atención que fuese un chico, porque básicamente a todos los que había visto por la escuela eran chicas, tenía entendido que la academia masculina era ligeramente más pequeña.