Inicia una guerra en St. Lucia

Todo inicio tiene como motor de cambio una palabra. esa palabra que exterioriza las idea, idea que es engendrada por una emoción; y en este salón el destino se encargaba de reunir a dos que hacía mucho no se decían una palabra.

Pioter un gallardo Buttler de carácter servicial y siempre muy amable, trato de callar pero la visión de ese demonio de cabello negro frente a el le llenaba de sentimientos encontrados, sin embargo la verdad estuvo a punto de echar a correr para arrojarse en los brazos de ese estudiante de San Marcus que entraba a este salón. Ambos acortaron los pasos que les separaban, y el silencio se apodero del lugar como si de una tumba se tratase y quizá pronto lo sería, pero una energía prácticamente invisible les impedía hacer movimientos rápidos.

Sus ojos que cruzaban de lado a lado el recinto y no podían ver más nada que los del otro, y la verdad que antes trataron de ocultar era obvia para cualquiera, este mayordomo y el heredero de la familia Lanuit eran hermanos de sangre, hermanos que no eran amigos hace años y que probablemente en el infortunio no lo serían jamás.

Alex Lanuit: Hermano...
Pioter NOIR: Hermano...

Y sin más toda esa pación se convirtió en un arrebato diabólico de sed de sangre, convirtiendo el salón principal de la academia St. Lucia en un verdadero coliseo.

Las espadas que hace tiempo no se cruzaban en este sagrado recinto arrojaban chispas, no era un duelo ordinario, no pretendían arreglar una cuenta ni defender su honor, eran dos bestias tratando de arrancarse la cabeza; y estocada tras estocada escupían veneno, rabia y una lagrima amarga.

No se necesitaba ser un experto y las alumnas de esta escuela habían visto suficientes duelos para saber que si no les detenían este sería un día negro para Esta prestigiosa escuela, el día en que dos hermanos solo alimentaban su odio.

Un par de gotas de sangre mancharon el suelo de este recinto y con ellas se declaraba una guerra sin cuartel...

Sacudió su espada para limpiar la sangre de su adversario y en una sonrisa arrogante le dijo sin más - Siempre serás débil, acéptalo y aléjate de mi o afronta tu pronta destrucción. Si no eres fuerte pero no sabes ser débil seras aplastado-

Dinah entró en el salón. Alex había desaparecido de su vista hacía unos minutos sin decirle nada y ella había tenido que buscarle por todos lados.

Sin perder tiempo, se colocó entre ambos, dándole la espalda a su Amo y mirando a Pioter. Sabiendo que ambos le escuchaban, dijo:

-Pioter-san, le pido disculpe la conducta inapropiada de mi Amo. Si hay algún problema, por favor diríjase a mí y resolvamos esto como debe ser, sin que mi Amo se vea envuelto en esto.-

Acto seguido, miró a Alex. Por primera vez, su mirada expresaba desaprobación y enojo, mientras que cuando se dirigió a Pioter expresaba más bien una disculpa y algo de pena.

-Alex-sama, por favor, recuerde su dignidad de caballero y evítese escenas inapropiadas como ésta. Le ruego recuerde que me tiene a mí, su Maid, para poder hacerle frente a desacuerdos, si es un duelo la opción que elige para ventilar aquello que le ha molestado. En su posición, no debe ensuciarse las manos en cosas como ésta. Su honor y responsabilidades van mucho más allá de un impulso irresponsable.-

Dinah sabía que quizás no era su labor reprender a su Amo o a Pioter por la estupidez que acababan de cometer. Probablemente la Oujo-sama de Pioter estaría preocupada si le viese el rasguño provocado por la espada de Alex. Y eso sin mencionar la penosa exhibición que acababan de dar ambos de su falta de buen juicio, entrando en un duelo, sólo por capricho y ante la mirada de estudiantes y personal de servicio por igual.

¿Acaso perdieron la razón?, ¿Se les ha olvidado dónde están y cuáles son sus deberes?, ¿qué tal si alguien más hubiese salido herido? ¡qué inconsciencia por parte de ambos!... ¿Pero en qué estaban pensando?

Una realidad asomó a la mente de Dinah. Cualquiera de ambos que hubiese salido perdedor le habría lastimado. Decidió no pensar en ello ahora y con toda su entereza y sin importarle las reacciones de los demás, decidió hacer lo único que podía... tomó a Alex por el brazo y lo llevó fuera del salón, usando su fuerza de ser necesario.

Pioter callo sobre una de sus rodillas y su camisa ahora rota desde la muñecas al hombro en le brazo derecho mostraban una herida superficial, pero también evidenciaban muchas otras similares, tanto así que un experto artemarcialista podía notar que no era la primera vez que se peleaban entre ellos con resultados similares.

-Esto no ha terminado aún, (dijo casi gruñendo) sí vas a matarme anda de una vez ¿piensas permitir que te digan que hacer de nuevo?- se levanto y puso en guardia.

-No mereces usar e apellido Lanuit, solo eres un seguidor sin valor-

un impulso, casi isntintivo, puso a Dinah en alerta al darse cuenta de la reacción de Pioter. Quiso apresurar el paso, no sólo para alejar a Alex de él, sino para ella huír tambien de tan penosa situación

Si Pioter insistía en esto, ella no tendría más opción que proteger a Alex. Y enfrentarse a Pioter no era algo que ella deseara hacer...

Respiró profundamente y apretó los puños. No le gustaba retaran a Alex ni ofendiesen su apellido. Debía haber una opción, alguna salida más inteligente para todo esto...

- Lamento informarles que el espectáculo que acaban de ofrecer se contrapone a las buenas enseñanzas que ésta academia trata de inculcarnos- se escuchó una voz dulce pero firme entre la multitud de alumnas que ya se habían conglomerado alrededor del altercado, quienes pronto abrieron paso a aquella silueta esbelta y femenina que caminaba con pasos ligeros hasta ellos – O ¿acaso debo recordarles que cualquier clase de duelo siempre debe ser presenciado por un juez?

Su interlocutora se detuvo justo a unos cuantos pasos del mayordomo vencido y los observó, a través de sus ojos castaños, con mirada inquisitiva y los brazos cruzados. Se trataba sin duda de una de las alumnas de la academia, podían adivinarlo por el uniforme que portaba, de porte elegante y ojos vivaces que ahora parecían reprocharles su comportamiento y que por un instante fugaz se fijaron en la herida que Pioter llevaba en el brazo.

No esperó a obtener respuesta, después de todo su pregunta había sido retórica, así que se limitó a sacar un pañuelo azul del bolsillo de su falda y a acortar la distancia que la separaba del mayordomo.

- Puedo notar que ésta no es la primera vez que sucede algo como esto - se agachó al lado del muchacho provocando que él pudiera percatarse del suave aroma a cerezos blancos que emanaba de ella, y comenzó a limpiar con el pañuelo la sangre que manaba de la herida- pero siempre he creído que hay un momento y un lugar para todo…- no parecía regañarlos, más bien su voz sonaba paciente- si hay algo que deseen arreglar entre ustedes, deben encontrar una mejor manera… pareciera como si sólo estuvieran tapando el sol con un dedo.

Las llamas fugaces en los ojos del buttler casi se tornaron rosas con la cercanía de tan noble belleza como la de esta prestigiada estudiante. Su pálido rostro antes frío y lleno de rabia era de nuevo tierno y decorado con una sonrisa amable, cerro sus ojos y puso su mano sobre el pañuelo que se tronaba morado poco a poco.

En un tono sumamente calmo y elegante dijo: -Mil disculpas Hiryu Aoi-sama, me avergüenza que usted se haya tenido que rebajar a auxiliar a un simple mayordomo, le pido por favor se detenga no me gustaría que mi sangre le ensuciara. Es algo que simplemente no podría perdonarme-

Su humildad era genuina, y en un movimiento muy rápido giro su espada sobres sus dedos y le enfundo para incorporarse lentamente. Quiso avanzar pero dio un tras pie, Pioter se sentía un poco mareado y la cercanía con una mujer de la alcurnia de Aoi le abrumaba. Por un instante se dijo -Es así como de debe ser una Ojou-sama, me hubiera gustado poder servir a alguien así- .

Levanto el rostro para tratar de agradecer a Dinah su intervención, pero no pudo más y simplemente se desplomo sobre la alfombra tiñéndola con su propia sangre, Pa Aoi ya era obvio Pioter tenía heridas similares de días anteriores, muy probablemente estos dos habían estado peleando de manera similar por semanas y si esta pelea hubiera seguido hoy, Pioter hubiera muerto.

-Cerezo blanco... la flor del guerrero en japón... -

Alex tembló de ira y prácticamente mostró sus colmillos, su imagen pareció la de un demonio apunto de destrozar a su hermano pero ante la intervención de Dina y Aoi se mordió los labios hasta que sangraron pero se contuvo de arrojar a su maid a los brazos del pálido joven que estaba herido...

Estaba celoso, se sentía ofendido y traicionado.

Abrió de pronto sus ojos con una amarga tristeza que se quedo calvada en Dinah y susurro solo para ella -les vi en el bosque-

-Pues bien srita. Hiryu aplaudo su acción creo nos parecemos en algo, pero es una lastima que sus buenas intenciones caigan en un perro que le morderá la mano-

y finalmente arrojo su espada cerca de Pioter y dijo para que escuchara:

-Nunca lo entenderás, seguirás siempre al que quiera compartirte un poco de su grandeza, pues bien sigue siendo el perro que eres y cuando puedas ponerte en pie regresare esta espada y tomaremos este combate donde lo dejamos. Yo no te he perdonado la vida agradece este suspiro a la dama presente-

Giro su cuerpo con arrogancia y fuerza y emprendí un paso rápido y altivo con el fin de no ser alcanzado fácilmente en especial por Dinah

Dinah permaneció helada por unos instantes que le parecieron eternos. Las palabras de Alex le había dejado en aquel estado.

Así que... nos vió... lo vería todo?... sabrá porqué hice todo esto?

Su corazón latía con la velocidad de la angustia. Se sentía culpable, cual si hubiese cometido algún crimen. Miró a Pioter tendido en el suelo y su primera reacción fué correr a auxiliarle, lo que haría cualquier persona con al menos un poco de sentido humanitario.

Una aopresión es su pecho le detuvo cuando sólo había dado un par sde pasos. Intentó levantar la voz para pedir ayuda para el Butler caído, pero sólo encontró un nudo en su garganta que le exigió silencio, cual si alguna cosa invisible le asfixiara.

Le faltaba el aire, le recorría la piel un estremecimiento que más bien se parecía a un profundo escalofrío, cual si estuviera de pié, desnuda, en una tormenta de nieve. Comenzó a sudar. Gotas de un salino y frío remordimiento se asomaron a su frente y manos. No sabiendo qué más hacer, dejó que su sentido del deber le guiase.

Casi como un autómata, recogió velozmente la espada de Alex, tomándola con destreza, como lo haría un practicante de esgrima oriental, la llevó consigo en dirección hacia donde Alex había ido. Ella no lo vió marcharse, pero sabía instintivamente cómo llegar a donde él estuviera. Al final de cuentas, él era su Amo, y ella debería responder ante él... recibiendo cualquier respuesta que él considerase apropiada y sin chistar.

Desapareció del salón a un paso casi tan veloz como el de su amo... tan veloz como cuando Pioter le viera escapar aquella vez en el bosque.

En su interior, logró pensar en una sola frase, cual si fuera una plegaria dirigida a algún misterioso ser superior.

Ojalá Pioter-san se recupere pronto.

Un suspiro atravesó sus labios una vez que escuchó a Pioter disculpándose. Por un lado el hecho de ayudarlo para ella no significaba que se estuviera rebajando, pero por otro entendía muy bien el orgullo de un mayordomo, un orgullo del que Ryou le había hablado muchas veces. ¿Qué hacer en situaciones como éstas en las que ella, tan testaruda como siempre, se negaba a apartarse de alguien que necesitaba ayuda, pero que a su vez el hecho de brindarla trajera un sentimiento de culpa al mayordomo en cuestión?

- La sangre se puede limpiar –respondió para indicarle que no le importaba mancharse – pero las heridas siempre permanecen, incluso una vez después de haber cicatrizado.

Se levantó una vez que Pioter comenzó a hacer lo mismo, observándolo con atención. Era evidente que estaba malherido y su pensamiento no estaba equivocado, pues a los pocos instantes el mayordomo se desplomaba hacia el suelo.

Los grandes ojos de la joven se abrieron de par en par al ver aquello, sucedió tan rápido que no tuvo ni tiempo para sostenerle, trató de alcanzarle con una mano, pero era tarde, a penas y pudo rozar el brazo del muchacho. Pioter había caído al suelo y su sangre se derramaba en el suelo.

El silencio se había hecho en medio del lugar, pero de inmediato fue seguido de murmullos. Aoi miró con rapidez hacia las estudiantes que se habían aglomerado alrededor de ellos, Ryou no estaba con ella, así que tendría que pedir ayuda a los mayordomos presentes.

-Éste hombre necesita ayuda – levantó la voz sin gritar, con firmeza- hay que llevarlo a la enfermería.

Tan pronto como hubo terminado de decir aquellas palabras, las estudiantes miraron a sus mayordomos para darles una orden silenciosa y éstos a su vez se apresuraron a levantar a Pioter.

- Lanuit – sama – se apresuró a decir antes de que éste se marchara- no sé lo que está pasando entre ustedes, pero puedo ver una gran amargura en sus ojos… sólo recuerde que hay veces que la amargura y el odio pueden convertirse en vendas muy gruesas que pueden impedir que vea la verdad… ustedes dos, que se han batido en combate, son los más ciegos de éste salón.

Sin decir nada más dio media vuelta para avanzar hacia la enfermería, seguida de los hombres que cargaban al mayordomo caído.

Alex se detuvo... y girando rápidamente dijo

-Si usted Hiryu-san le hubiera prodigado no solo compasión sino cariño a otro buttler (sacudió su cabeza como si quiera corregir lo que había vociferado). No a cualquier otro ser humano, no hubiera podido aplaudir más su compasión solamente comparable con su belleza, (sonrojose un poco, por decir en verdad lo que de verdad pensaba) pero no, y señalo al caído en desgracia, hoy decreto que aquel que de la mano a este paría, le da la espalda a la familia Lanuit y con ello debere tratarle como como un enemigo-
Grito como un león rugiendo y al bajar su cabeza miro los grandes ojos que con templanza no se veían intimidados ante lo que parecía el desplante de un niñato mimado de cualquier familia rica, pero ella pudo entender que era una legitima declaración de guerra y en una obligada y extrema cortesía - me fascinaría tener a alguien tan fuerte de mi lado- y salio del recinto par ano volver mientras Dinah aún trataba de darle alcance

Dinah observó a su amo mientras se acercaba a él. Un dejo de molestia asomó a su mirada, para desaparecer en cuanto miró de nuevo al suelo. Ella no era nadie para reclamarle nada. Al contrario, había sido ella quien había cometido un error. Siguió caminando tras él, siguiéndole para revisar con calma las heridas que seguramente estaría ocultando.

Dinah era muy orgullosa, y por tanto, sabía reconocer a alguien que también lo era. }Pioter seguramente contaba con amigos dentro de la academia... y su Alex seguía así, él quizás no tuviese los suficientes. Y Dinah debía estar a su lado para apoyarle.

Fué entonces cunado recordó que para un Butler o Maid, las causas que abrace su Amo o su Oujo-sama pasan a ser también de quien esté a su servicio.

Record´+o la fiera mirada de Pioter hacia su Amo. Realmente no le agradaba aquello en absoluto. Podrían ser hermanos, querer pelear hasta matarse o lo que quisieran.... pero ella ciertamente no podía abandonar a Alex ni permitirle a nadie le tocase, mucho menos herirle de ninguna manera. Tomó aire, y por vez primera se enfadó con Pioter, quien otrora le agradase tanto, al grado de provocar su simpatía.

"Cómo es curiosa la vida... podría tener aquello que no estoy segura de querer... y lo que podría querer, sé no podré tenerlo jamás." Dinah detuvo sus pensamientos y se dirigió silenciosa hacia su Amo.