Elisabeth Knight

Es menuda de ojos azul claro casi grises y entrecerrados, no parece estar enfadada, pero tampoco sonríe, no se nota si su mirada es o no de seguridad, su nariz pequeña y perfecta y sus labios rosados hacen que su cara parezca de porcelana, que se romperá si la tocas. Tiene un bonito pelo de color blanco violáceo, corto y liso, suelto o recogido en un moño.
Es baja para su edad, algo que le disgusta bastante que le sea recordado y se mueve de usual con gracilidad. Sus ropas favoritas, las que, además, le resultan más cómodas, cuentan todas ellas con amplias mangas donde esconde generalmente cuchillos o dagas.

Reservada y silenciosa, si inicia una conversación, contestará en su mayoría con monosílabos, gesticulando lo más mínimo, cualquiera que la vea la creerá seria y lo es, en parte, es complicado verla sonreír de modo sincero quizá si no está trabajando. No es tímida en especial, en ocasiones habla incluso actúa parlanchina, mas no suele, le disgusta además que la crean más joven de su edad. Detesta la mentira y procura ser sincera, empezando consigo misma, mas si es una orden o petición, mentirá. Le incomodan sumamente las discusiones así como las situaciones sin control, las identifica con algo molesto y desordenado, aunque no es algo que muestre con claridad, es capaz de enfadarse incluso por ellas.
En ocasiones muestra actitudes un tanto infantiles mas no lo es, ni mucho menos, cuando esto sucede se siente en gran parte avergonzada con su actuar y probablemente te le escape un tímido “Pedón”

Hay ciertas familias en las que nacer mujer es ser relegada a un segundo plano. Así le sucedió a Elisabeth. ¿Hay alguna otra familia como la suya? Quizá, no es algo que a ella le importe demasiado en realidad. Nacida hija única, en una familia que deseaba un varón fue educada desde niña en materias tan dispares como los modales y el protocolo al tiempo que la defensa personal, el análisis de situación y el conocimiento de arma blanca de corta y larga distancia. Pero aun con todo el entrenamiento al que fue sometida, la estricta enseñanza, o las largas horas de estudio, la niña no estaba, por lo visto, destinada a ser guardaespaldas.
¿Quería serlo? Quizá, veía como primos y familiares cercanos a ella llegaban a ser personalidades –si es que en aquel ámbito de trabajo hay dichas “personalidades”–, inclusive conocidos de la famlia que protegían a diputados o senadores, y ella era en todo momento dada de lado, por supuesto que no esperaban nada de ella. Así que ella aspiró, casi en secreto, a convertirse en guardaespaldas.
Pero en la vida real, pocas posibilidades tenía, y en la vida real vivía Elisabeth, viéndose incapaz de llegar a su meta, buscó otra meta, una para la que, irónicamente, descubrió la callada chica, era para la que había sido educada.
De este modo se graduó rápidamente, tras terminar los estudios que conocía de sobra y se dispuso a buscar con avidez a quien servir, dispuesta a ser encontrada.

Datos extras:

-Lleva, repartidas pequeñas dagas escondidas por el cuerpo.

-No tiene agujeros para pendientes.

-No detesta, pero tampoco valora las joyas, no porta ninguna usualmente.

-Tiene cierto interés por la ornitología, es más, lo único
que es capaz de dibujar son aves aunque no dedica tiempo a esta actividad.

-No escucha música, desconoce por completo que tipo de música le gusta.

-Detesta estar ociosa.

-Es, ciertamente, posesiva, mas procura no mostrarlo y guardárselo, teme quedarse sola.

~Actualizado~

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