Entre el cielo y la Tierra (Attn: Arissa, Ritsu, Elisabeth... y quien quiera rolear)

Era un día como cualquier otro en la Academia, aunque aún estaban recientes en la memoria los pasados acontecimientos entre dos rivales que podrían presumirse jurados a muerte.

Parecía que la vida misma se mofara de las intenciones infantiles de aquellos mortales empeñados en hacerse daño, pues regalaba la vista con una hermosa mañana despejada y cálida.

Era precisamente entonces que Dinah se encaminaba a la piscina. Extrañaba poder ir al mar y nadar allí, pero este lugar era tan espacioso, organizado y bonito, que llamó su atención. Llevaba puesta una bonita y sencilla blusa blanca con escarolas cortas en las mangas y escote, junto con unas medias negras con diseños de enredadera y una falda negra de tablas (como las de los uniformes escolares) además de unas sencillas zapatillas negras de charol con un discreto tacón bajo. Llevaba también al hombro una pequeña mochila negra. Su cabello iba recogido por la mitad en una sencilla coleta que caía como cascada sobre el resto de su cabello castaño, que bajo aquel alegre sol de primavera le arrancaba juguetones destellos cobrizos. Sus ojos verdes se posaron en la entrada al vestidor de chicas por un momento.

Con una sonrisa entusiasta, hizo los trámites necesarios a la entrada del recinto para pasar allí un rato agradable. Le fueron mostradas las instalaciones por una amable persona del personal del lugar y se le dejó sola para que hiciese lo que había venido a hacer.

Ella entró al vestidor, saliendo pocos minutos después luciendo un bikini negro con sencillos motivos en tonos de rojo, naranja, amarillo y blanco -cual si aun pintor se le hubiese ocurrido plasmar la superficie de las olas del mar en un ocaso ya avanzado, sólo dejando ver los reflejos del sol casi dormido sobre las aguas- y con cuidado caminó hacia la orilla de la piscina. Se sentó allí y con cuidado tocó el agua con la punta del pié. Estaba fría aún.

Temblando un poco y abrazándose para darse calor, se puso en pié de nuevo y comenzó a hacer un breve calentamiento. Unos minutos después, un poco dudosa, se paró sobre el trampolín más bajo y cerrando los ojos, simplemente se lanzó al agua -asegurándose primero de que no fuera en una zona demasiado profunda-. El agua saltó graciosamente alrededor de ella y pareció tragársela por un momento.

Para entonces el cielo se había ido poblando de nubes blancas que progresivamente se habían vuelto grises y una suave lluvia comenzó a caer. Dinah salió a la superficie y escuchó las gotas de agua caer del cielo, con el mismo sonido que hacía aquella hermosa cortina de cuentas multicolor a la entrada de su habitación en casa, cuando alguien pasaba por ahí. Nadó un rato, trazando líneas y dando vueltas a la piscina, cual si dibujara un diseño que sólo un loco o un inspirado podría entender. Nadaba sin rumbo, sólo por el gozo de hacerlo... hasta que el cielo lanzó un destello de luz y luego rugió. Había una tormenta afuera y llovía con fuerza. El hermoso día que había comenzado con un cielo despejado y una cálida temperatura se había tornado frío... y no había a su alrededor unos brazos fuertes y gentiles que la rodeaban mientras una voz cariñosa susurraba en su oído "no me quiero levantar aún, es muy temprano."

El sonido de pasos apresurados la sacó de aquel breve instante de ensueño y se detuvo en la orilla a mirar, buscando la fuente de aquel pequeño alboroto.

(Off-rol: Aprovechen para hacer su entrada)